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Allium sativum, el ajo.

Fotos: 32

El bulbo de esta lilácea, tan menospreciado en la antiguedad, ha representado en algunas civilizaciones antiguas una gran importancia religiosa, higiénica, medicinal, gastronomica  y en creencias misteriosas.


En China, Egipto, Roma y Grecia, el ajo se consumia en grandes cantidades como medicina preventiva, para dar energia y proveer protección ante todo tipo de males.


Los antiguos judios lo recomendaban para los hombres que querian "cumplir con sus deberes matrimoniales" por su fama de afrodisiaco.


En 1330, el rey Alfonso de Castilla, hizo público un decreto por el que prohibia a los caballeros que comieran ajos y cebollas, entrar en la Corte o hablar con otros cortesanos durante cuatro semanas.


En la Ciudad de Gary, Indiana hay una Ley que prohibe ir al cine despues de comer ajo.


Ya advertía Don Quijote a Sancho sobre uno de los rasgos mas antiguos y populares de la dieta española: "no comas ajos ni cebollas, porque no saquen por tu olor tu villania.


Afortunadamente en nuestros días, el ajo, registra una reivindicación desde el punto de vista gastronómico.

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